martes, 31 de julio de 2007

“DISCIPLINA PARA PERROS” por PICK

31 de Julio de 2007
El Senado de la República se presenta al país en Planos Cerrados. El Plano cerrado se utiliza para dar todo el protagonismo a aquel que aparece en primer plano y ocultar el contexto en el que este se encuentra.

Muy a propósito, decía en la sesión de hoy un senador tan calvo como vehemente: “el congreso es una institución sumisa”. Su poder es tan rimbombante como superfluo. El primer plano es utilizado por el programador del canal institucional como si fuera un esteroide anabolizante, para mostrarlos voluminosos, musculosos, impetuosos y disimular su impotencia y la flacidez de sus miembros. Que distinto sería verlos como están, sentados en el recinto casi vacío, las más de las veces, hablando a un auditorio fantasma, o emboscados tras escudos que ocultan su disfunción.

El Congreso de la República es débil, impotente. “¡Viagra para los legisladores!” suelen gritar de cuando en vez escuderos interesados, que piden reformas apocalípticas: acabar con el legislativo o convertirnos en un régimen parlamentario.

El Congreso es débil por diversas razones que los farmaceutas que alimentan la sed de sangre de la opinión pública jamás explican. Una de ellas sin duda su incapacidad para ordenar el gasto público o para modificar la estructura del Estado (crear o suprimir entidades), sin el apoyo explícito del ejecutivo. Esta disposición legal, que sin duda contribuye a racionalizar los usos del erario público, convierte a muchos de los proyectos de iniciativa legislativa en bellas listas de buenos propósitos que nadie cumple.

El legislativo también se resiente de la débil estructura organizativa de los partidos políticos colombianos. Pese a la ley de bancadas, los escenarios formales para la coordinación de la acción legislativa son escasos y su poder para asegurar disciplina partidaria es diariamente puesto en entredicho. El control sobre las decisiones no es estricto y salvo algunas ocasiones, no suele haber acuerdos sobre el fondo de las intervenciones. En últimas, en el senado todos son competidores potenciales de sus colegas. “El poder proviene de la clientela, no del partido”.

La debilidad del parlamento es obviamente aprovechada para exigir “disciplina de perros”. Esa que en los 70 denunciaba el batallón liberal rebelde para referirse a la obediencia automática a las órdenes del ejecutivo. La disciplina ritualizada, la “disciplina de perros” de los que aprueban a pupitrazo las iniciativas más controversiales, esperando con ello quizás ganarse el favor del presidente y su seminal giño de aprobación.

El congreso es tan débil que los medios nacionales lo cubren pobremente. Ya lo afirmaba hace unos cuantos años Francisco Leal Buitrago, “sólo en los momentos en que existe algún plan legislativo específico, presentado por algunos sectores gubernamentales, sobre el cual crean un ambiente de gran expectativa e importancia para el país, se procura hacer notoria, si hay demora en su aprobación, la responsabilidad de los legisladores por su no asistencia al parlamento. Los medios publicitarios voceros del ejecutivo presionan al legislativo por medio de la creación de imágenes de desprestigio”. El falo fértil del jefe de estado se cierne entonces amenazante sobre la “cámara de los castrati” para imponer su sabia voluntad.

martes, 24 de julio de 2007

CRÓNICA LEGISLATIVA... POR PICK (24 de Junio de 2007)

NO HAY PUNTADA SIN DEDAL

REFLEXIONES SOBRE EL ENCUENTRO DE LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA EN EL SENADO DE LA REPÚBLICA
Sin duda este encuentro de las víctimas logró llevar a este escenario mullido en diplomacias la guerra. Bajo el domo que corona un vitral de manos entrelazadas, en el salón de sesiones del senado de la República, se oyeron las voces de las víctimas de la guerra. Imágenes cotidianas de mujeres cuyas manos han hendido la tierra que cubre las fosas de la muerte en diversas regiones del país. Que han explorado las osamentas perforadas o cercenadas con motosierra, cubiertas de barro, a la espera de una prenda, una camisa, un calzoncillo, que permita lavar en llanto la angustia.

El dolor es diverso y alimenta miedos y rabias que apuntan en las más diversas direcciones. Afortunadamente la sesión nos permitió apreciarlo en su diversidad.

¿Qué pensarán al escuchar las voces del terror los dueños del terror? Los que matan, los que ordenan matar, los que financian la muerte, los que apoyan la muerte, los que callamos ante la muerte. ¿Cuántos de los senadores presentes han matado u ordenado matar, han simpatizado o apoyado explícitamente a los que matan para que maten, escudándose en prístinos propósitos? ¿Cuántos de los muertos o secuestrados que hoy convocan nuestro dolor han matado u ordenado matar, han simpatizado o apoyado explícitamente a los que matan?

Una pregunta aterradora se incrustó en las macizas paredes del capitolio, aún chispiadas con la sangre que elevaron las hachuelas que segaron la vida de Uribe Uribe, en el sitio en el que una Placa recuerda su cadáver sobre el pavimento. ¿Realmente es posible un país distinto o se trata tan sólo de una fantasía alimentada por la empatía que activan los lánguidos discursos?

También hay otras preguntas que, aunque más dolorosas, activan los corrillos en la trastienda del capitolio.

¿Es posible que en el país se desarrolle una verdadera política de apoyo a las víctimas de la violencia? Que suponga un acompañamiento especializado en la realización del duelo y que les permita reconciliarse con la vida en este país de mierda. Que permita la existencia de un proyecto de nación. ¿Está alguien dispuesto en el Congreso, víctima permanente de los violentos, dispuesto a apostarle a una iniciativa como esta? ¿Está dispuesto el ejecutivo a comprometer recursos a dicho esfuerzo?

¿Está cobrando vida un movimiento de víctimas del conflicto llamado a desempeñar un rol? ¿Qué se requiere para garantizar su consolidación? ¿Cuál debería ser el papel de los medios de comunicación y del Congreso?

Finalmente, ¿Pueden congresistas como el Senador Cristo o el expresidente Samper –voceros del intercambio humanitario-, o los uribistas más acérrimos, o el Polo, capitalizar políticamente el dolor de las víctimas? O precisamente la imposibilidad para capitalizar políticamente el dolor de las víctimas en un país en guerra, la imposibilidad de conseguir votos a partir de un discurso a favor de las víctimas, es lo que condena al olvido cualquier intento por construir una política pública que responda a sus demandas. Sin votos no habrá políticas públicas, por más lágrimas que derramemos frente a la pantalla del televisor.