martes, 18 de septiembre de 2007

SIMULACRO EN LA PLENARIA DEL SENADO... Por PICK

4:30. Muy temprano se ha configurado hoy el quórum decisorio, que sin embargo se diluirá de repente apenas y entrada la noche. Un ronroneo impetuoso, como una espesa neblina, cubre el recinto. Muchos conversan en grupos donde se confunden las ideologías y los afectos. Como el grupo de Zulema (de la U), Manzur (del partido conservador) y Petro (del polo); o en el que animadamente charlan Héctor Elí Rojas y el Ministro de Agricultura.

Los del debate están listos mientras las curules se estremecen con las pláticas, los acuerdos, los secretos. Oscar Darío Pérez, es un senador paisa que ha hecho una carrera legislativa exitosa en temas económicos. Hacer carrera significa especializarse en un tema hasta adquirir un reconocimiento que le da cierta “autoridad” entre los senadores. Un activo valioso.

Oscar Darío es el citante. Su mirada salta nerviosa entre algunas hojas que ha puesto sobre el atril y la pantalla de su compu, donde de seguro se verá la presentación que también proyectan las pantallas. Se anticipa “super seria”, su título es Desempeño de la economía Colombiana y el Papel de las autoridades Económicas. Los citados, nada más que la junta del banco de la República, la Directora de Planeación Nacional y el Ministro de Agricultura quienes aguardan ceremoniosos en el banquillo de los inocentes, a la mano diestra de la reina madre, Nancy Patricia Gutiérrez.

Antes del debate algunas constancias y proposiciones, todas del partido liberal.

PRIMERA ESCENA: EL QUE SABE ES EL QUE GOZA.
Oscar Darío apenas y utiliza una presentación en power point que da saltos caóticos. Intenta una radiografía de la economía colombiana, que sin embargo se ve empañada por el predominio absoluto de la mirada y los intereses de tres únicos sectores: los bananeros, los textileros y los floricultores. Se nota, además, cierto temor al dirigirse a las eminencias económicas que hoy nos honran con su presencia. Así que decide no criticar de frente y comenzar a citar al tiempo y a algunos decanos de economía para bajarle el tono al debate. Comienza a definirse el simulacro.

A las 5:30, mientras a los senadores les reparten jugo en copas altas y ponqué, Oscar Darío estructura su argumento. La economía colombiana va muy bien, pero nos amenaza el fantasma de la turbulencia financiera internacional que comienza a causar la crisis hipotecaria en Estados Unidos. Se proyecta una reducción en los capitales que llegan al país y con ello una reducción en el crecimiento de nuestra economía.

Los de la junta del Banco de la República escuchan, tan tiesos y tan majos, sentados en su sordidez atribulada, con la cara de aquel a quien sólo le queda su halo de sabiduría para huir de su conciencia.

Oscar Darío se pregunta cómo es posible que el aumento en los precios sea jalonado por los costos de los alimentos. Cómo es posible que no se haya hecho más para frenar la reevaluación, dados sus terribles efectos sobre las exportaciones y cómo es posible que mientras crece el producto interno bruto también crezca la informalidad. Finalmente, destaca la reducción en el déficit fiscal y levantando su mirada sólo un poco señala con brio sin igual “que este congreso, al que no le reconocen nada, debe apropiarse del mérito que le corresponde por las reformas tributarias que aprobó”…

Y justo entonces la generala, la reina madre, la Nancy Patricia, lo interrumpe para recordarle (¡A SU COPARTIDARIO!) que ya se le acabó el tiempo, a la luz de la resolución 023 de la mesa directiva, que definió los tiempos de las intervenciones en los debates. Porque aquí se acabó el relajo de Dilian, la valluna.

FIN DE LA PRIMERA ESCENA. RECESO
El recinto del senado es un óvalo. En uno de sus costados se encuentra la presidencia, elevada, y frente a ella las curules que miran hacia allí. Atrás de las curules hay un corredor abovedado que bordea ese costado del recinto, con el que se comunica por arcos sucesivos. Y allí, escondidos bajo los arcos, en una esquina, los asesores de proexport y del ministerio de comercio. Rondando la discusión del protocolo modificatorio del TLC. Hasta las 8:00 p.m. estuvieron por aquí.

En este huevo legislativo (porque esa es la forma del recinto de sesiones, un huevo), las curules se organizan por grupos bordeados por corredores imaginarios que convergen al atril de la presidencia. Hay seis grupos de curules, organizados, de izquierda a derecha, mirando desde la presidencia, así: primero el Polo, después Cambio Radical, el Partido Liberal, la U, el partido Conservador y la fila de los misceláneos. Allá, en la esquina superior derecha está la hija de Regina 11 por el movimiento unitario metapolítico. Sobre su curul la escobita que es también bandera de su partido. Muy juiciosa. Los de la Junta del Banco de la República se burlaron en su ausencia de su escobita.

SEGUNDA ESCENA: MIRA QUIEN HABLA AHORA
Termina a la carrera, pero muy formal Oscar Darío. La mayoría de los que están, que no tantos pero tampoco tan pocos, ponen atención con mucho juicio.

Se le da a la palabra a Juan Carlos Vélez. “Por treinta minutos”, amenaza la generala. Juan carlos, marroquinero confeso, que hará un alegato sobre la forma en que la reevaluación del peso destruye a las industrias de la confección de Antioquia. Que maravilla, un promotor del TLC hace una defensa impetuosa de las políticas proteccionistas venezolanas. Pide que en Colombia se aplique la tasa de cambio dual que implementó Chávez, “para proteger el empleo”.

A las 6:25 todos desaparecieron. Sólo quedaron 25 senadores y aunque varios de los que quedan toman atentamente notas, ya se siente vacío el recinto. Aunque no las barras, donde se aglomeran escoltas de caras largas y una gallada de periodistas que cabecea y se queja todo el tiempo.

Toma la palabra Gabriel Zapata, el otro citante, quien insistirá en varias ocasiones en que intenta “una presentación con altura”, “sin cuestionar a nadie”. Al final propondrá, siempre citando a otros, la dolarización para Colombia.

FIN DE LA SEGUNDA ESCENA. RECESO
A las 6:55 hay un poco más de senadores, pero aún estamos por debajo del 30%. Petro es el únco del polo y luce muy atento. En el recinto hay pocos portátiles, aunque son muchos los senadores que juegan con sus celulares.
Hay una curiosa procesión. Senadores y ministros se acercan de uno en uno a la presidencia y a veces serios, a veces entre risas, conversan con la generala. ¿Qué se dirán, qué se estará decidiendo?

Se pide una moción de orden falsa para hacer política en televisión y criticar al alcalde de cúcuta “por delincuente”.

TERCERA ESCENA: ¿EL LOBO ESTÁ?
Hablan primero los invitados, representantes de los gremios exportadores que pusieron en escena este simulacro de debate.
Luego el gerente del Banco de la República quien da una clase de conceptos básicos de economía. El sabe que nadie lo va a cuestionar. Por supuesto elogiará las presentaciones e insistirá en que lo suyo son “puros complementos a lo que ya dijeron los citantes”.

Curiosamente, mientras el gerente habla a la plenaria, los demás miembros de la Junta dejan esa seriedad que los caracteriza y comienzan a chismorrear. Como liberados del yugo inquisidor se ríen y se secretean a viva voz.

El gerente del Banco justifica la decisión de la Junta de no intervenir más en los mercados del dólar, señala que los cambios en el empleo se deben a cambios en las metodologías del DANE y termina felicitando a los citantes. Y con el mismo tono arranca el Ministro de Agricultura… Bla, bla, bla.

Felicitaciones van y vienen al terminar esta crónica. A las 9:30 hay menos de 10 senadores y los periodistas (al menos el jorobado de notre dame y cara de lápiz) no dejan de rogar en voz alta porque esto se acabe.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una pieza teatral de infarto que se desliza entre el absurdo y la crueldad. El escenario siempre dispuesto… pero ¿obra del dramaturgo o de la carpa, en magistral descripción ya del autor, que imagina representando los espectrales mundos interiores?. Escena tras escena en atropellada alucinación. ¡Qué abra sus puertas, que aquí el descriptor hace de las suyas!

Anónimo dijo...

osquitar y juanito...fieles perritos falderitos del presidentico, siempre lo critican, pero finalmente terminan aceptando todo lo que su jefecito les dice...estos uribistitas son unos vendiditos. miren el te ele cito...en unos añitos se veran esas mismas caritas despotricandito del ex presidentico, pero eso si...en otros partiditos!