martes, 5 de junio de 2007

CRÓNICA LEGISLATIVA... POR PICK


¿Quiénes Somos?
Luego de una Semana sin Plenaria del Senado, me dí a la tarea de compilar fragmentos del discurso que el ingeniero Thomas Reed, danés arquitecto a quien se encargara el diseño del magno recinto que aloja al Congreso de la República. Sus apreciaciones, rescatadas por el señor Rafael Pombo, quien las expuso ante al Ministerio de Fomento en un comunicado del 20 de febrero de 1882, fueron recogidas en los años 30 por Alfredo Ortega Diaz en su libro "Arquitectura de Bogotá", reeditado por Proa editores en 1988.





“La sobriedad y la severidad republicana, la entereza de carácter de que tanto ha menester un pueblo reducido y modesto para luchar con los poderosos, esas cualidades determinarán el estilo de la obra y por fortuna se alían estrechamente con la dignidad y la majestad que debe respirar el primer templo civil de una nación”.






“Mis columnas descansarán sobre plinios cuadrados, para apartar un poquito a los transeúntes ; y noto con agrado que las tres o cuatro filas que me resultan frente al santuario legislativo recuerdan las que abrían paso al santuario de júpiter en Atenas”.









“Veo que ustedes en sus revoluciones nada respetan y que en punto a urbanidad callejera, a piedad con las obras públicas, no solamente los pilluelos sino aun los personajes son iconoclastas sin conciencia ni corazón. Por consiguiente, no pondré azoteas por donde suban cañones que hundan mi trabajo; los muros serán tan espesos como el espacio y recursos lo permitan y un sencillísimo exterior presentará los menos dijes posibles a manos y proyectiles”.










“La catedral ocupa situación dominante en la plaza y absolutamente no podría el capitolio competir con ella en elevación, ni debería hacerlo. Debido a que la idea de dios nos mire desde más alto y que eleve nuestras miradas al contemplarla.- El templo civil mantiene intereses del mundo, y allí están bien las largas paralelas a la tierra y el nivel, no muy elevado, de la igualdad democrática”.

Para 1872 la obra inconclusa era calificada por la prensa como “ruinas que desonran”.

La obra, a la que en los albores de 1846 se asignara una partida anual de 20.000 pesos, fue terminada en 1917 con un costo total de 1.594, 301 pesos y 56 centavos.





“Este monumento se levanta en el centro del patio principal del capitolio [...] Dos de los relieves representan actos importantes de la vida pública del General Mosquera, como la navegación de buques a vapor por el río magdalena, y la ceremonia de la colocación de la primera piedra del capitolio. En este último se puede apreciar que el plano de la fachada del edificio lleva un frontón central, detalle que indica que por ese tiempo se había ya aprobado la reforma propuesta por el señor Cantini (Pietro Cantini fue el arquitecto que terminó la obra. NdT). Los circunstantes que rodean al general llevan insignias militares, que les atribuyó el escultor por su propia cuenta, pues no hay constancia de que todos ellos, como el señor Mallarino, las hubiera usado alguna vez”.













Espero les guste...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El sutil encanto… la magia que atraviesa la historia… un escrito obturando la historia unas imponentes fotografías describiendo la historia, un estilo que seduce… ¿qué más decir?...

Anónimo dijo...

Es muy interesante saber acerca de los inicios y los significados de tan importante construccion para el pais y para la democracia.

pero se sorprende uno las bases ideologicas godas en cada una de las escenas mas importantes de la historia colombiana