martes, 10 de abril de 2007

CRÓNICA LEGISLATIVA... Por: PICK (10/04/07)


El Receso Parlamentario Preelectoral

Una nota preliminar: Vale la pena distinguir los diferentes escenarios donde se desarrolla el debate legislativo: comisiones y Plenarias. Las segundas son infinitamente más visibles, más importantes y más difíciles.

La sesión plenaria comienza tarde. Casi a las 4:00 p.m. Aún ningún senador ha aparecido en el salón de sesiones. Hoy está programado el debate al tratado de Libre Comercio, citado por el polo democrático (Jorge Enrique Robledo) y el partido liberal (Camilo Sánchez y Carlos Julio González). 42 preguntas elevadas al ejecutivo, cuyas respuestas reposan en las curules de los citantes.

Martes 10 de abril del 2007. El Senado parece atrapado en el incierto sopor preelectoral. Todos los ministros presentaron excusas. El TLC deberá esperar a que soplen mejores vientos. El debate es postergado para fecha aún por definir. ¿Levantarán la sesión? La transmisión por el canal institucional no pasa desapercibida. Los senadores, que compiten ávidamente por cualquier forma de visibilidad, aprovecharán para insistir en la valía de su esfuerzo por representar los intereses de los Colombianos y las colombianas.

La televisión estimula constancias de protesta, constancias que cuestionan los aumentos del predial en Bogotá y en el país, constancias del Polo en defensa de la administración de Lucho, constancias conservadoras (con Mansur a la cabeza), que cuestiona a los senadores del Polo por “Chillar cuando los aprietan un poquito”. Constancias, constancias.

¿Son las constancias una manera legítima de ejercer la labor legislativa?
¿Sirven de algo?
¿Quién las atiende?

Sin duda hay constancias de constancias. Las mejores, fijan posturas sobre temas poco cubiertos por las agendas mediáticas y se dirigen a públicos muy específicos. Así por ejemplo, Parody riposta demandando la intervención de la defensoría y la contraloría frente a las prácticas de mutilación genital de los Embera Chamí contra las niñas de su comunidad. Un mensaje clarito, con enormes posibilidades de ser bien recibido por las clases medias­-altas urbanas educadas. También constancias oportunistas, que se conforman con repetir la postura asumida por los medios para, por ejemplo, manifestar indignación de algún senador por el atentado de Cali o la falta de ayudas del ejecutivo a los damnificados. Constancias saludo a la bandera. Constancias divertidas, como las del senador Roberto Gerleín, cuya retórica de vieja data siempre hace eco de algún comentario jocoso que anima a la concurrencia y abona el terreno político. Bien sea que de la manera más diplomática silencie a su contradictor, que defienda al “monstruo” o que insista en que la polémica tan sólo responde al ímpetu de la juvenil cabeza del senador Cristo. Ah… A Gerlein hay que oírlo antes que se muera.

¿Pueden ser las constancias un indicador de la eficiencia legislativa? Oyéndolos debatir es posible descubrir que se debaten cuestiones de fondo. Cuando el partido liberal insta a los conservadores a lavar sus pecados o cuando los conservadores insisten en que el liberalismo está en el purgatorio luego de las últimas elecciones, se hacen pulsos políticos de relevancia. La discusión, conducida por los voceros de cada bancada, se remite al pasado, al gobierno de Betancourt, al gobierno de Castro en Bogotá, en un intento por fijar ­– descubrir, supuestas posiciones históricas de partido.

¿Y es que acaso existen los partidos? Parece que sí. Lo que no existe es voluntad para seguir escuchando más constancias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

excelente critica a la nueva forma de hacer politica por parte de los congresistas.....me agrado el sitio